Mamis FIT
La maternidad es sinónimo de cambio y de nuevas preocupaciones, por ello, durante el embrazo el ejercicio físico puede ser un potente aliado del bienestar materno y fetal.
Hace tiempo se creía que era mejor no hacer ejercicio físico durante esta etapa, pero ya se ha arrojado evidencia sobre el tema. Se creía que realizarlo aumentaba el riesgo de dar a luz a bebés más pequeños.
Sin embargo, un metaanálisis reciente que incluía a mas de 2000 mujeres, mostró que realizar ejercicios aeróbicos y de fuerza con una intensidad moderada durante 3 o 4 días a la semana no se asociaba con un mayor riesgo.
A pesar que las recomendaciones de los médicos apuntan a comenzar o continuar el ejercicio físico durante el embrazo, solo un 40% de las mujeres lo realizan.
Esto es debido porque la mayoría no eran conscientes de que el ejercicio físico puede ayudar con algunas molestias comunes. Existe una amplia evidencia que indica que, en una mujer embarazada sana, el ejercicio tiene muchos beneficios tanto físicos como mentales. (Cooper DB, Yang L, 2020)
Por ello, debemos tener en cuenta que un estilo de vida sedentario se relaciona con un mayo riesgo de trombosis venosa profunda, que puede ser una seria amenaza para la vida del bebé y la madre; además, este estilo de vida puede conducir a una obesidad con los riesgos que conlleva la misma.
Además, se ha demostrado que el ejercicio durante el embarazo reduce la macrosomía, la diabetes gestacional, la preeclampsia, el parto por cesárea, el dolor lumbar, el dolor en la cintura pélvica y la incontinencia urinaria.
En lo que concierne al ejercicio aeróbico, se considera el más beneficioso; y te preguntarás ¿cuánto tiempo a la semana debería hacerlo? Decirte que lo ideal serían unos 150 minutos por semana.
Nuestras súper mamás lo llevan a cabo en pequeñas sesiones de 30 minutos durante la semana, ya que el esfuerzo excesivo puede provocar complicaciones, por lo tanto, debe evitarse. Nuestra recomendación es que ese ejercicio este pautado siempre por un profesional.
Por otro lado, también debemos tener en cuenta que durante el ejercicio es interesante mantener una buena hidratación, prevenir la exposición al sol o la humedad excesiva y evitar la hipoglucemia.
Por último, las contraindicaciones absolutas para el ejercicio incluyen el diagnóstico de placenta previa, cuello uterino incompetente, sangrado del segundo o tercer trimestre, rotura prematura de membranas prematura, trabajo de parto prematuro, enfermedad cardíaca o pulmonar significativa, preeclampsia o anemia severa.
Se anima a los pacientes con un diagnóstico de alto riesgo a que deambulen en lugar de hacer ejercicio para minimizar el riesgo de tromboembolismo (Ferrari, N., & Graf, C, 2017)
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